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Malas perspectivas para el Kirchnerismo

Malas perspectivas para el Kirchnerismo

jueves 16 de octubre de 2014, 19:09h

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Después de la visita del papa Francisco a Brasil, los focos en Argentina vuelven sobre la política, en donde los argentinos deciden este domingo en las urnas qué fuerzas ingresarán en los comicios legislativos del 27 de octubre.

Las predicciones no son alentadoras para el kirchnerismo. Las últimas mediciones ubican en segundo lugar a su candidato, Martín Insaurralde, actual alcalde peronista del municipio de Lomas de Zamora, uno de los más poblados de la provincia de Buenos Aires. Y esto genera mucha preocupación en las filas de la presidenta Cristina Fernández, viuda de Néstor Kirchner, porque, de no corregirse la tendencia, podrían llegar a perder la mayoría absoluta en la Cámara de diputados.

Al frente de los sondeos aparece un rival inesperado: Sergio Massa, también peronista y ex jefe de gabinete de ministros de la presidenta durante su primer Gobierno, entre el 2008 y el 2009.

El peronista desertor del kirchnerismo con un discurso moderado y ambiguo busca hacer pie entre la oposición más dura, reflejada en el empresario derechista Francisco De Narváez, y el Gobierno Nacional. Su posición supuestamente "equidistante" promete consolidar los logros del Gobierno -planes sociales para combatir la pobreza, juicios contra los represores de la última dictadura militar, nacionalización del petróleo y las pensiones- y, al mismo tiempo, remediar todos sus fallos -el trípode inseguridad, inflación y corrupción-.

El confuso derrotero político de Massa -fue peronista, neoliberal, kirchnerista, y actualmente es opositor mesurado-, lo convierte en una incógnita pues muchos no saben dónde colocarlo en el espectro ideológico ni qué esperar de cara al futuro, pero obtiene buenos números en los estudios demoscópicos: las consultoras más importantes del país lo ponen a la cabeza de la carrera con el 32,5% de intención de los votos.

Detrás, acortando distancias, lo siguen Insaurralde con el 27,4%, y más lejos, con el 13,1%, De Narváez.

La posibilidad de una derrota del oficialismo, comparable a la del año 2009 cuando cayó frente a una alianza de centro-derecha, está latente. Hasta hoy los estudios trotaron en ese sentido.

Sin embargo, hay que relativizar el peso de un traspié del kirchnerismo. Así lo interpreta Luis Tonelli, Director de la Carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires: "En un hiper-presidencialismo como el argentino, el Congreso no tiene la relevancia que tiene en un parlamentarismo. En las elecciones de 2009 el kirchnerismo perdió nominalmente el control del congreso y pudo al poco tiempo volver a retomarlo", comenta. "Y también puede hacer uso y abuso de una herramienta presidencial para legislar de forma rápida y por fuera del parlamento: los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU)."

Además, no hay que olvidar ni subestimar la capacidad que tiene el oficialismo para digerir rápidamente las caídas políticas y redoblar la apuesta, tal y como explica el escritor y periodista Eduardo Anguitaexplica: "El kirchnerismo ha demostrado en diez años tener una capacidad de reacción que nadie valora. Y esto se debe a la construcción de poder que realiza. A diferencia de la oposición, que cimienta su proyecto encima del poder empresarial, y debido a eso carece de líderes y proyecto, el kirchnerismo lo hace sobre bases políticas. Por eso es tan sólido, vital, y sabe reponerse".

Vale la pena repasar un dato que ya no resulta curioso en Argentina: los tres principales candidatos -Insaurralde, Massa y De Narváez- son peronistas y concentran el 73% de la intención de voto. Otra vez la llave magna de la gobernabilidad del país la tiene el peronismo.

Al participar los tres con sellos y partidos propios, esquivan el "filtro" -dos quedarían afuera- que supuestamente tendrían que afrontar si compitiesen en unas internas por la representación oficial del partido peronista.

La agenda que espera

Varios son los proyectos de ley que aguardan ingresar al nuevo Congreso. Entre ellos, el más resonante, y con el que la presidenta se ha mostrado distante e indiferente en repetidas ocasiones, es el aborto. Poner sobre la mesa este debate supondría un riesgo para el oficialismo ya que tensaría -o directamente estrangularía- la óptima relación que mantiene actualmente con el papa Francisco, que cuenta con la aprobación del 89% del país. Por ende, es muy probable que, independientemente de los resultados, gane o pierda, el kirchnerismo obture y postergue la discusión.

Otro de los temas que circularon en el debate político fue el impuesto a la renta financiera. Diversos sectores, tanto de la oposición como del oficialismo, consideran que es necesario gravar a los sectores de mayor poder adquisitivo. "Se trata de establecer quiénes son los que deben tener más carga impositiva. Hay que decidir si queremos que el peso caiga sobre las personas, a través de impuestos indirectos, o sobre sociedades, mediante impuestos directos", sostiene Eduardo Anguita.

A diferencia del aborto, este asunto no divide tanto las aguas. Aunque es cierto que también en este caso, si las encuestas olfatearon bien y no sucede ningún batacazo, el kirchnerismo seguirá teniendo, aún si pierde la mayoría absoluta, una voz con peso y retumbante en el hemiciclo. Y eso a pesar de los escándalos que rodean a la Presidenta de Argentina.

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